Por segunda noche consecutiva, la Policía israelí se enfrentó contra palestinos en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén Este ocupado. La Media Luna Roja informó de seis personas heridas y la condena internacional a los hechos violentos aumentó este miércoles 5 de abril.
Es una semana importante para ambas religiones: se inició la Pascua para los judíos y el sagrado mes del Ramadán continúa para los musulmanes, en un espacio que para ambos credos es santo y que ha sido el núcleo de las tensiones entre israelíes y palestinos.
Dos nuevos cohetes fueron disparados este miércoles 5 de abril por la noche desde la Franja de Gaza hacia Israel. Un lanzamiento que ocurría mientras medios locales palestinos informaban que los uniformados israelíes irrumpieron en la mezquita de Al-Aqsa y “agredieron brutalmente a los fieles palestinos, golpeándolos con garrotes y lanzándoles granadas aturdidoras, botes de gas lacrimógeno y balas de acero recubiertas de goma como medio para expulsarlos por la fuerza del lugar sagrado”.
Aparte de las seis personas heridas, Israel dio a conocer el arresto de más de 350 personas que se habían atrincherado en el tercer punto más grado del Islam, personas que fueron calificados de “alborotadores” por el Gobierno de la nación judía.
En el momento del choque en la mezquita de Al-Aqsa, la agencia oficial de noticias palestina, ‘Wafa’, dijo que había unos 20.000 fieles orando en el evento nocturno programado por el mes sagrado.
La Policía de Israel argumentó que había “delincuentes enmascarados” entre los creyentes y que arrojaron fuegos artificiales y piedras a la mezquita para alterar el orden. Aseguraban que buscaban “profanar el templo”.
Según aseguró el primer ministro, Benjamin Netanyahu, en sus redes sociales, las fuerzas de seguridad israelíes se vieron “obligadas a restablecer el orden, luego de que fracasaran los intentos de negociación de las autoridades y los extremistas se negaran a permitir la entrada de fieles musulmanes a la mezquita, e incluso amenazaran con celebrar las oraciones del mediodía de hoy”. Además, justificó sus argumentos por medio de un video.
“Israel está trabajando para mantener el statu quo y calmar los espíritus en el Monte del Templo. Los fieles musulmanes en la mezquita de Al-Aqsa testifican que los extremistas musulmanes que se atrincheraron en la mezquita los encarcelaron allí e impidieron que otros musulmanes acudieran a la mezquita a orar. Se atrincheraron en la mezquita con armas, piedras y fuegos artificiales”, escribió el premier israelí.
La Mezquita Al-Aqsa se encuentra en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este, el sector palestino de la Ciudad Santa ocupada y anexionada por Israel. La explanada está construida en lo que los judíos llaman el Monte del Templo, su segundo lugar más sagrado.
Se aviva la condena internacional
El rechazo a los episodios violentos no se dio a esperar. El jefe de la ONU, António Guterres, dijo que estaba “conmocionado y horrorizado” por la “violencia y las palizas” de las fuerzas de seguridad israelíes.
Por su parte, la Casa Blanca aseguró que estaba “extremadamente preocupada”, y pidió a “todas las partes que eviten una mayor escalada”.
El portavoz del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Nabil Abu Roudeina, sentenció que el nuevo “ataque” israelí contra la mezquita de Al-Aqsa marca “el deseo del Gobierno israelí de sumir a la región en la inestabilidad”. Mientras que el Gobierno jordano afirmó estar alarmado por los “los continuos ataques que podrían conducir a una escalada”.
“Pisotear la mezquita de Al-Aqsa es nuestra línea roja”, denunció también el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Por su parte, la Liga Árabe, que organizó una reunión extraordinaria, advirtió que las provocaciones “ofenden los sentimientos de los creyentes”.
El conflicto entre los colonos judíos y los palestinos o árabes israelíes, así como el proyecto de redadas israelís en territorios ocupados, dejan un saldo de 92 palestinos muertos y al menos 15 del lado israelí en lo que va del 2023, según informes recogidos por la agencia de noticias
EFE.