martes 18 de noviembre de 2025 02:53 am
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De la ansiedad a la paz: El antídoto divino para el alma

Filipenses 4:6-7 nos ofrece un remedio espiritual para uno de los mayores males de nuestra época: la ansiedad. “Por nada estéis afanosos”, nos dice Pablo, no como una reprimenda, sino como una liberación. El llamado no es a reprimir el miedo, sino a redirigirlo hacia Dios a través de la oración, el ruego y, especialmente, la acción de gracias. Este último elemento es clave: agradecer en medio de la prueba es un acto de fe que reconoce la soberanía de Dios sobre nuestras vidas.

La promesa que acompaña este mandato es asombrosa: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Esta paz no es el resultado de circunstancias favorables, sino de una relación íntima con Él. Es una paz que actúa como centinela, protegiendo nuestra mente de los ataques del desaliento y nuestro corazón de la desesperanza.

Hoy, en lugar de permitir que las preocupaciones roben tu calma, entra en la presencia de Dios con una lista de agradecimientos. Reconoce Su bondad en el pasado y confía en Su provisión para el futuro. Cuando lo hagas, sentirás cómo esa paz inexplicable —que el mundo no puede dar— inunda tu ser. No es magia; es la respuesta de un Dios que ama a Sus hijos y cuida de ellos con fidelidad inquebrantable.

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