Por José Zabala, creador de contenido
New York: La comunidad dominicana en Nueva York, conocida por su apoyo y compromiso hacia los más vulnerables, se encuentra en un momento de profunda preocupación. A pesar de que muchos votaron por Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales del 5 de noviembre, impulsados por diversas promesas y expectativas, la realidad comienza a mostrar una perspectiva distinta para aquellos con trámites migratorios pendientes y para quienes aún están indocumentados.
Nueva York, como ciudad santuario, siempre ha sido un refugio seguro para inmigrantes, ofreciendo protección a quienes buscan una vida mejor. Sin embargo, con el regreso de Trump al poder, surgen serias dudas sobre el futuro de las políticas migratorias y el compromiso de mantener la ciudad como un espacio inclusivo para todos.
Muchos dominicanos ciudadanos en Nueva York, que confiaron en un posible cambio de enfoque, hoy temen por el impacto en sus familiares en trámites legales y por la falta de compasión en las políticas que se vislumbran hacia los indocumentados. Las primeras señales sugieren que la administración podría endurecer las medidas y complicar aún más los procesos migratorios, generando incertidumbre en quienes tienen familiares en medio de procesos de regularización.
“Es un momento delicado para nuestra comunidad. Muchos dominicanos que optaron por Trump lo hicieron pensando en un futuro mejor para sus seres queridos, esperando un enfoque menos rígido. Sin embargo, la falta de compasión en los trámites migratorios y la rigidez en las políticas nos pone en una situación compleja. Ahora, más que nunca, debemos mantenernos unidos y velar por los derechos de todos en Nueva York y en el país entero. Nuestra ciudad es y debe seguir siendo un santuario, y no debemos permitir que nuestros logros se vean amenazados” dijo Franco Ruíz
Este contexto plantea una llamada de atención a todos los líderes comunitarios, activistas y organizaciones para mantenerse vigilantes y trabajar juntos en defensa de los derechos de la comunidad inmigrante. La incertidumbre es alta, pero el espíritu de lucha de los dominicanos y su capacidad de resiliencia se pondrán a prueba nuevamente.
