El magnesio es un nutriente esencial para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, pero el riesgo de un consumo excesivo, aunque bajo, puede ser significativo en ciertos grupos de personas, especialmente aquellas con problemas renales.
El magnesio interviene en más de 300 reacciones químicas y es fundamental para el funcionamiento del corazón, los huesos, músculos y nervios. La deficiencia de este mineral puede provocar problemas como fracturas óseas, migrañas, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Los alimentos ricos en magnesio incluyen frutos secos, legumbres, arroz integral, carnes, pescados, plátano, chocolate oscuro y productos lácteos. La ingesta diaria recomendada es de entre 400 y 420 mg para hombres adultos, y entre 310 y 320 mg para mujeres, siendo ligeramente superior en el caso de embarazadas y lactantes.
El consumo excesivo de magnesio, sobre todo a través de suplementos o medicamentos, puede llevar a una condición llamada hipermagnesemia, que se caracteriza por niveles elevados del mineral en la sangre (más de 2,6 mg/dL). Aunque los riñones suelen eliminar el exceso de magnesio de los alimentos, las personas con problemas renales corren un mayor riesgo de intoxicación, con síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, depresión, baja presión sanguínea y, en casos extremos, problemas cardíacos e infarto.
En resumen, el riesgo de una sobredosis de magnesio es muy bajo en personas sanas, pero aquellos con insuficiencia renal deben tener cuidado con el consumo de suplementos y medicamentos que lo contienen. Consultar con especialistas de salud es fundamental antes de tomar suplementos para evitar complicaciones.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com