Trump y el impulso a la energía nuclear: planes para un futuro energético renovado
El gobierno de los Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, parece estar preparando el terreno para una revolución energética basada en el desarrollo y expansión de la energía nuclear. Con un ambicioso objetivo de desplegar 200 GW adicionales en capacidad nuclear, el plan contempla aprovechar infraestructuras existentes y desarrollar nuevas tecnologías nucleares que redefinan el panorama energético del país.
Transformando las centrales de carbón en energía nuclear
El Departamento de Energía Nuclear (DOE) ha identificado más de 400 plantas de carbón en el territorio estadounidense, de las cuales casi el 80% poseen las condiciones necesarias para convertirse en emplazamientos ideales para reactores nucleares modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés). Estos reactores de cuarta generación representan una de las apuestas más significativas en esta transición energética, gracias a su capacidad para operar con mayor seguridad y eficiencia.
El proyecto incluye la construcción de reactores grandes, pequeños y microreactores, utilizando diseños avanzados refrigerados por agua de Generaciones III y IV. Además, se está considerando la modernización de los reactores existentes y el posible reinicio de aquellos que fueron desmantelados por razones económicas.
Nuevas oportunidades en antiguas instalaciones nucleares
El DOE también ha analizado la posibilidad de utilizar 41 antiguas centrales nucleares para albergar hasta 60 GW de nuevos reactores de gran tamaño. Estos emplazamientos cumplen con los requisitos fundamentales, como la disponibilidad de agua y terrenos adecuados, lo que facilitaría la instalación de los nuevos sistemas nucleares. Este enfoque permitiría maximizar el uso de infraestructuras previamente existentes, reduciendo costos y acelerando los tiempos de implementación.
El desafío del uranio enriquecido
Un punto clave en esta transición es la obtención de uranio enriquecido, esencial para alimentar estos reactores de última generación. Canadá, con sus vastos yacimientos y experiencia en el procesamiento de uranio, podría convertirse en un aliado estratégico para los Estados Unidos. Sin embargo, la política internacional juega un papel fundamental, ya que las relaciones con países como Rusia y China también podrían influir en la obtención de este recurso crítico.
Un cambio de rumbo bajo la administración Trump
Tras la victoria de Donald Trump, las expectativas sobre el futuro de las políticas energéticas han crecido. Su nombramiento de Chris Wright, un ejecutivo destacado del sector de combustibles fósiles, como jefe del Departamento de Energía, refleja un enfoque pragmático y orientado a la modernización tecnológica. Wright, conocido por su apoyo a innovadoras empresas del sector nuclear como Oklo, podría desempeñar un papel clave en el desarrollo de esta ambiciosa agenda.
Hacia un futuro energético sostenible
Con 94 reactores nucleares actualmente en operación en los Estados Unidos, la transición hacia una red más robusta y sostenible se posiciona como una prioridad. Si bien los reactores de agua ligera actuales han demostrado su eficacia, los nuevos diseños modulares y avanzados prometen una mayor seguridad, menores residuos y costos más competitivos.
La administración Trump tiene por delante el desafío de equilibrar intereses económicos y ambientales, consolidar alianzas estratégicas y garantizar que el país mantenga su liderazgo en innovación energética. Aunque el futuro exacto del panorama energético se definirá una vez que Trump asuma el cargo en enero, queda claro que la energía nuclear será un pilar central en esta transformación.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.