martes 20 de mayo de 2025 18:18 pm
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Faride Raful atrapada entre la ley y el ordenPor Luis Hidalgo, creador de contenido

Santo Domingo – Faride Raful, actual ministra de Interior y Policía de la República Dominicana, se encuentra en el centro de un intenso debate nacional. Aplaudida por unos y cuestionada por otros, Raful ha asumido su rol con firmeza, valentía y una visión clara de fortalecer el orden institucional, el respeto a las leyes y la convivencia pacífica. Su gestión, marcada por decisiones firmes, la mantiene en una encrucijada: servir a la ley o ceder ante las presiones sociales y políticas.

Una ministra con carácter y visión

Desde su llegada al Ministerio de Interior y Policía, Faride Raful ha demostrado un compromiso inquebrantable con el fortalecimiento del Estado de derecho. Con una trayectoria reconocida en el Congreso Nacional y una reputación de seriedad, Raful ha dirigido el ministerio con enfoque técnico, respeto a los derechos humanos y un esfuerzo constante por modernizar las políticas de seguridad ciudadana.

Entre sus principales logros destacan:
• La implementación de estrategias comunitarias de seguridad y prevención del delito.
• El respaldo a la profesionalización de la Policía Nacional.
• El impulso de políticas de inclusión y equidad en las comunidades vulnerables.
• La firmeza ante las manifestaciones que ponen en riesgo la paz pública, siempre defendiendo el derecho a la protesta pacífica.

Críticas y respaldo: dos caras de una misma moneda

Sin embargo, no todos coinciden con su enfoque. Algunos sectores de la sociedad civil, organizaciones sociales y voces políticas de la oposición han expresado preocupación por la firmeza de ciertas medidas, que consideran “poco dialogantes” o “autoritarias”. Las decisiones en torno al control de manifestaciones, la relación con grupos comunitarios y la aplicación de normas han generado controversias.

A pesar de esto, otros sectores incluyendo líderes empresariales, representantes religiosos y ciudadanos comunes la respaldan por su coherencia, por no ceder al populismo y por mantener la institucionalidad en un contexto donde muchos optan por lo políticamente conveniente.

“Faride dice lo que otros callan. Toma decisiones que otros evaden. Y aunque le cueste críticas, no compromete sus principios”, opinó un dirigente comunitario de Cristo Rey.

Entre el respeto y el orden: un legado en construcción

La gestión de Faride Raful no busca aplausos fáciles. Ha trazado una línea clara entre el orden y el caos, entre la ley y la impunidad. Su legado empieza a cimentarse sobre una visión de país más institucional, donde las decisiones no se tomen para complacer, sino para construir una sociedad más segura, justa y equitativa.

Su paso por el ministerio no ha estado exento de errores o tensiones, pero ha demostrado liderazgo en tiempos difíciles. En medio de una sociedad polarizada y con desafíos complejos en materia de seguridad, migración y gobernabilidad, Raful se mantiene firme.

Faride Raful está atrapada entre la ley y el orden, entre los gritos de protesta y los llamados al respeto institucional. Su nombre quedará ligado a una etapa de transición en la seguridad nacional, donde se buscó el equilibrio entre el control y los derechos, entre la autoridad y la democracia.

Como mujer, política y funcionaria pública, su papel en la historia reciente será evaluado no solo por lo que enfrentó, sino por la forma en que eligió actuar: de frente, con principios y sin miedo.

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