Los dirigibles ya no son cosa del pasado. Desde hace algún tiempo al hablar de ellos hay que conjugar en futuro. Y ahora, cada vez con más frecuencia, podemos hacerlo en presente. Buen ejemplo es Pathfinder 1, el gigantesco aerostato de LTA Research, que acaba de iniciar sus pruebas en California. Si bien la compañía lleva años trabajando en el prototipo y habíamos podido ver infografías e imágenes de cómo avanzaba su ensamblaje, ahora ha ido un paso más allá al mostrarlo en Silicon Valley para que se someta a diferentes test antes de dirigirse a Ohio.
Su estampa ha generado expectación. Y abierto bocas de asombro.
Lógico si tenemos en cuenta que estamos ante la que probablemente sea la aeronave más grande del mundo. Al menos de momento.
Nuevos tiempos… y nueva tecnología. Visto desde fuera el Pathfidnder 1 quizás recuerde a los globos aerostáticos de estructura rígida del siglo pasado, pero esa similitud se desvanece cuando echamos un ojo a su ficha técnica. Para empezar la nave de LTA Research presenta una diferencia clave con respecto, por ejemplo, al malogrado Hindenburg, que en 1937 protagonizó uno de los peores accidentes de la industria aeronáutica: en vez de usar hidrógeno como gas de elevación, sus técnicos han optado por el helio, una opción que creen más estable y segura.
Y esa es solo una de sus muchas peculiares. El gas se reparte a lo largo de 13 enormes celdas de nailon, diseñadas para resistir desgarros y monitoreadas por sistemas de láser LIDAR. “Los armazones circulares forman la caja torácica de la aeronave y proporcionan la estructura para soportar cargas —comparte la firma—. Cada uno de los 13 bastidores principales se compone por 3.000 bujes de titanio soldados y 10.000 tubos de polímero reforzado con fibra de carbono multicapa”.
Hasta 120 km/h. Esa es la velocidad que puede alcanzar el Pathfinder 1, que incorpora 12 motores eléctricos distribuidos a lo largo de sus costados y la cola, además de cuatro timones de aletas, un despliegue pensado para los despegues y aterrizajes verticales. Spectrum, la revista del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) de EEUU precisa que el dirigible disponede un sistema de propulsión híbrido dotado de dos aerogeneradores diésel de 150 kilovatios y que funcionan junto a 24 baterías que aportan energía a los motores.
“Además de proporcionar energía eficiente y fiable, giran de +180º a -180º para un control direccional efectivo”, apostilla la empresa, que en su web permite hacer un recorrido virtual por la eronave, inspeccionando algunas de sus características.
Un nuevo coloso de los aires. La publicación del IEEE asegura que el Pathfinder 1 es la aeronave más grande desde el infortunado Hindenburg, que medía ni más ni menos que 245 metros de longitud. Medios como Techcrunch o Interesting Engineering también identifica la nueva máquina voladora de LTA Research como la mayor del mundo. ¿Lo es? El nuevo dirigible mide 124,5 m de largo, lo que lo deja por detrás de algunos de sus antiguos predecesores, como el emblemático LZ127 Frag Zeppelin, de 233 m, pero supera los aerostatos de la flota de Goodyear y equivale a casi cuatro aviones Boeing Next-Geneartion 737.
El Pathfinder 1 superará con creces también al enorme avión de pasajeros Airbus A380, de 73 m de largo, o el considerado por el Guinness World Records como “el avión más grande de todos los tiempos”, el Antonov An-225 ‘Mriya’, destruído en la guerra de Ucrania y que rondaba los 84 m. El criterio del récord Guinness, eso sí, no se basaba en su longitud, sino en sus 640 toneladas de peso máximo.
Con sus más de 124 m, la aeronave de LTA Research supera también el señalado en ocasiones como avión de mayor tamaño del mundo, el Stratolaunch Roc, una nave pensada para transportar cohetes y vehículos hipersónicos. En su caso lo que destaca no es sin embargo el largo, sino la envergadura, que pasa de 117 m.
Del hangar, a los exámenes. Como explicaba hace poco a TechCrunch el director ejecutivo de LTA, Alan Weston, el Pathfinder 1 es fruto de “10 años de sangre, sudor y lágrimas”. Si se ha convertido ahora en noticia es porque le toca afrontar un capítulo fundamental y que el propio directivo resume de maravilla: “Demostrar que puede volar de manera fiable en las condiciones del mundo real”. Para ello la compañía ha logrado un certificado especial que le permite arrancar las pruebas de vuelo en Moffett Field, un aeropuerto civil-militar de Silicon Valley.
Paso a paso para probarse en el “mundo real”. La autorización le permite operar en un espacio bien acotado a una altura máxima de 460 m. Durante la fase inicial de las pruebas, precisa la revista del IEEE, el dirigible se anclará a un mástil. Será el primer paso para completar unos 25 vuelos a bajo nivel que sumarán cerca de 50 horas. Durante sus primeros test contará con dos pilotos a bordo, aunque está diseñada para operar perfectamente con uno solo a los mandos.
Cuando finalice sus exámenes se trasladará a un hangar de Ohio en el que la empresa ya trabaja en un dirigible aún mayor, de 180 m, el Pathfinder 3.
Buscando un hueco propio. El objetivo de este tipo de naves lo confesaba también hace unos días Weston: “No creo que los dirigibles reemplacen a los aviones, pero sí veo un nicho para que formen parte de la arquitectura del transporte que reduce la huella de carbono de los viajes aéreos”.
La logística no es el único horizonte que maneja la compañía. Su atención está puesta también en la ayuda humanitaria y la asistencia en casos de desastres naturales, como terremotos o huracanas, escenarios en los que el Pathfinder 1 podría ser un aliado valioso. Una de las personas que está detrás de la compañía es Sergey Brin, cofundador de Google y que hace algunos años lanzó Global Support & Development, una organización que pretende precisamente entregar ayuda humanitaria durante las 24 o 96 horas posteriores a un desastre.
xataka.com
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