¿Por qué algunos dominicanos tratan de promover agendas negativas dentro de la propia comunidad, aun sabiendo que esas acciones generan percepciones injustas y dañinas?
Por José Zabala, creador de contenido: Promoviendo el arte, los símbolos patrios, la cultura y el orgullo dominicano en la diáspora.
Nueva York. – En medio de un ambiente político cargado de emociones, percepciones creadas y discusiones intensas, la diáspora dominicana vive momentos de una división innecesaria. Las elecciones del 4 de noviembre de 2025 demostraron que algunos sectores aún no aceptan los resultados y continúan atacando, desacreditando o cuestionando el trabajo de dominicanos electos que siguen representando con dignidad a toda la comunidad.
Aquí surge una pregunta clave que muchos prefieren ignorar:
¿Es posible que algunos dominicanos, por intereses personales o ambiciones particulares, estén dispuestos a entregar el poder político que hemos adquirido con tanto esfuerzo y sacrificio, cediéndolo incluso a sectores que no comparten ni defienden nuestros intereses ni nuestra dominicanidad?
Esta interrogante preocupa, alerta y obliga a reflexionar. No se construye destruyendo lo alcanzado. No se avanza fragmentando. No se fortalece una comunidad debilitando a quienes hoy nos representan en espacios que históricamente nos fueron negados.
Entonces volvemos al punto central:
¿Por qué algunos dominicanos tratan de promover agendas negativas dentro de la propia comunidad, aun sabiendo que esas acciones generan percepciones injustas y dañinas?
Las razones son variadas: diferencias ideológicas, rivalidades, celos políticos o la falsa creencia de que “derribar al otro” abre espacios de poder. Sin embargo, estas posturas afectan directamente la estabilidad política de la diáspora y ponen en riesgo logros que han tardado décadas en construirse.
Hay que “bajarle el fuego a la estufa”
Es momento de detener ataques, bajar pasiones y reconectar con lo esencial: unidad, respeto, estabilidad, visión y compromiso con el futuro de nuestra comunidad.
Cuando baje la marea política, lo que quedará será nuestra comunidad.
La política es temporal. Los cargos cambian, los ciclos se renuevan, las emociones se enfrían. Pero la comunidad dominicana permanece: fuerte, trabajadora, influyente, histórica.
Nueva York nos ha visto crecer y avanzar. Sería un error permitir que la división, el ego o el resentimiento apaguen lo que tanto sacrificio ha costado. Debemos recordar que somos una sola familia con metas comunes y raíces profundas.
La unidad es nuestra mayor fortaleza
Los ataques internos, los comentarios incendiarios y los conflictos mediáticos solo nos restan poder.
La diáspora dominicana ha llegado lejos porque estuvo unida. No debemos retroceder.
Unidad no es pensar igual.
Unidad es respetar, sumar, dialogar, construir y defender lo que hemos logrado.
Si permitimos que la división crezca, corremos el riesgo de perder espacios políticos conquistados con lucha y sacrificio. La fragmentación interna puede traducirse en pérdida de representación real y en menos oportunidades para nuestra gente.
Propuesta: Un gran foro comunitario por una agenda común
Es el momento de sentarnos todos en una misma mesa. Propongo:
Un Foro de Unidad de la Diáspora Dominicana, integrando:
✔ Líderes electos
✔ Sectores sociales y comunitarios
✔ Empresarios
✔ Juventud, religiosidad y cultura
✔ Voces independientes y representativas
Un espacio para:
- Construir una agenda común para el futuro dominicano.
- Reducir tensiones y mejorar el diálogo.
- Proteger el voto, la representación y la identidad política dominicana.
- Proyectar nuevas metas como bloque.
La unión no es una opción: es una necesidad estratégica de supervivencia y crecimiento.
Tres voces de nuestra comunidad
Rosa Martínez – Washington Heights
“A veces la gente se deja llevar por la emoción de la política. Hay que bajar el fuego y recordar que al final todos somos dominicanos.”
Pedro Vargas – El Bronx
“La división no ayuda. Hemos avanzado unidos. No permitamos que la política nos enfrente.”
Carla Hidalgo – Queens
“Si no nos apoyamos entre nosotros, ¿quién lo hará? Este es el momento de unirnos.”
Un llamado final
La diáspora dominicana siempre ha sido ejemplo de lucha, resiliencia y progreso.
No dejemos que las pasiones momentáneas apaguen décadas de avances.
Ha llegado el momento de pensar, respirar, reflexionar y unirnos.
Es hora de bajarle el fuego a la estufa.
Caminemos juntos hacia un futuro más fuerte, más consciente y más dominicano que nunca.
