Por José Zabala, creador de contenido
Washington D.C. – “La ciudadanía por nacimiento es un derecho. Punto final”. Con estas palabras firmes y contundentes, el congresista Adriano Espaillat, el primer dominicano-estadounidense en servir en el Congreso de los Estados Unidos, reafirmó su compromiso con los principios constitucionales durante una manifestación frente a la Corte Suprema en defensa de la Decimocuarta Enmienda, que garantiza la ciudadanía para todas las personas nacidas en suelo estadounidense.
Espaillat se unió a legisladores, activistas y líderes comunitarios para alzar su voz en contra de los intentos de sectores conservadores de reinterpretar esta garantía constitucional.
“Me sentí orgulloso de estar hombro con hombro con colegas del Congreso y activistas por igual mientras hacíamos oír nuestras voces y nos regocijábamos en uno de los derechos y promesas más sagradas que esta tierra ofrece”, expresó el congresista en sus redes sociales.
Fiel defensor de la comunidad inmigrante, Espaillat ha impulsado iniciativas para proteger a los Dreamers, regularizar el estatus migratorio y defender los derechos de los trabajadores esenciales. Su participación en esta manifestación es una expresión clara de su liderazgo y defensa de los derechos de las futuras generaciones nacidas en EE.UU.
¿Qué establece la Constitución?
La 14ª Enmienda, ratificada en 1868, establece:
“Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de los Estados Unidos y del Estado en que residen.”
Este principio ha sido clave para definir a los Estados Unidos como una nación de inclusión y oportunidades, sin importar el origen étnico, estatus migratorio o condición social de los padres. Ha resistido por más de 150 años los intentos de reinterpretación y se mantiene como una de las bases de la democracia estadounidense.
¿Qué dice la Corte Suprema?
Hasta la fecha, la Corte Suprema no ha revocado ni limitado el derecho a la ciudadanía por nacimiento. Aunque existen movimientos que promueven su reinterpretación, cualquier cambio requeriría una reforma constitucional, un proceso sumamente complejo que exige mayorías calificadas tanto en el Congreso como en los estados.
Más de 150 mil razones para defenderla
Cada año, más de 150,000 niños nacen en Estados Unidos de padres indocumentados. Todos ellos son ciudadanos estadounidenses por derecho. Quitarles ese reconocimiento implicaría negarles el acceso a servicios esenciales como salud, educación y seguridad social, limitando su futuro y afectando el progreso de toda la sociedad.
Un llamado a la unidad nacional
Diversas organizaciones sociales, religiosas y comunitarias, incluyendo la comunidad latina y dominicana, se han pronunciado en todo el país para defender este derecho. Para millones de familias, se trata de una garantía no negociable que representa igualdad, justicia e inclusión.
Defendamos la Constitución: “Born in the USA”
La Constitución es un documento vivo que ha protegido los derechos del pueblo en tiempos de crisis. Puso fin a la Guerra Civil, abolió la esclavitud, otorgó el derecho al voto a las mujeres y permitió que jóvenes de 18 años —que eran enviados a la guerra sin poder votar— pudieran finalmente elegir a su presidente.
Hoy, Donald Trump quiere atentar contra esa Constitución, promoviendo una división peligrosa entre estados que nieguen la ciudadanía por nacimiento y otros que la defienden. Pretende crear una especie de guerra civil constitucional, fragmentando la nación en dos visiones opuestas de justicia y derechos humanos.
Un niño nacido en Estados Unidos es ciudadano. Punto. Tiene derecho a todos los beneficios que la Constitución garantiza.
Por eso hoy, frente a la Corte Suprema, líderes y ciudadanos se alzan unidos para exigir justicia, equidad y protección para todos los niños nacidos en esta tierra.
Este proyecto se llama: “Born in the USA”.
Y por eso, como un grito de unidad, justicia y orgullo:
¡Born in the USA! Born in the USA! Born in the USA! I was born in the USA, baby!