Por José Zabala, creador de contenido
Hoy, 9 de junio de 2025, mi madre Moncita cumple 92 años, luchando con dignidad contra el terrible mal del Alzheimer. Esta enfermedad —que arrebata recuerdos, identidad y autonomía— se ha convertido en una sombra persistente para muchos envejecientes, incluyendo a nuestros seres más queridos.
El Alzheimer no solo borra memorias, sino que también desdibuja la esencia misma de quienes somos. Su impacto es devastador no solo para quien lo padece, sino también para las familias y cuidadores que día a día enfrentan el desafío de proveerles amor, paciencia y el cuidado necesario.
Con la gracia de Dios y el apoyo incondicional de familiares y amistades —ustedes saben quiénes son— hemos podido darle a Moncita el cuidado y la atención que necesita. Agradezco profundamente a cada uno por su apoyo y solidaridad en este camino lleno de incertidumbres y desafíos.
Sin embargo, no todos los envejecientes tienen la suerte de contar con una familia y una red de apoyo que les brinde la asistencia que necesitan. Por eso, hoy alzo la voz para pedir leyes y políticas públicas que protejan a las personas con Alzheimer y a sus cuidadores. Necesitamos urgentemente:
• Más recursos para la detección temprana y el tratamiento del Alzheimer.
• Programas de asistencia económica y emocional para las familias afectadas.
• Centros de atención especializada y programas de respiro para cuidadores.
• Educación y campañas de concientización para la sociedad en general.
El Alzheimer es una enfermedad progresiva y devastadora que no respeta condición social, raza ni estatus económico. Exijamos juntos que se fortalezcan las políticas públicas que amparen a quienes lo padecen y a sus familias. Los envejecientes merecen vivir con dignidad y calidad de vida, y sus familias merecen el respaldo del Estado.
Hoy, más que nunca, hago un llamado a la reflexión: ¿Quién le escribe al envejeciente cuando el Alzheimer acecha? Es tiempo de que todos escribamos en su favor: con solidaridad, leyes justas y programas de apoyo que les devuelvan la esperanza.
¡Gracias a todos por estar ahí! ¡Gracias a todos por ayudar a quienes lo necesitan!
