martes 4 de noviembre de 2025 04:02 am
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“DJ sin brindis: El dilema social detrás de la música y la bebida”

Por José Zabala, creador de contenido

New York: En muchos bares, lounges y discotecas, existe una escena común: el DJ llega, se instala, enciende su equipo y hace vibrar al público… pero rara vez se le ve comprando una bebida en el lugar donde trabaja. Esta realidad ha generado debates entre propietarios, clientes y los mismos artistas del entretenimiento nocturno. ¿Por qué los DJ generalmente no consumen o compran bebidas donde se presentan? La respuesta mezcla razones económicas, de imagen profesional y hasta sociales.

¿Qué es un DJ y por qué se consideran artistas?

Un DJ (disc jockey) es mucho más que alguien que pone música. Es un curador del ambiente emocional del lugar. Tiene la capacidad de leer al público, conectar con sus estados de ánimo y transformar una noche ordinaria en una experiencia memorable.

Los DJ se consideran artistas porque su trabajo implica creación, técnica y sensibilidad. Combinar ritmos, tiempos, estilos y voces requiere oído musical, manejo de tecnología y una profunda conexión con la energía de la gente. En muchas ocasiones, su actuación en vivo se convierte en un espectáculo en sí mismo, con luces, visuales y mezclas únicas que no se repiten.

Por qué los DJ no compran bebidas

Existen varias razones detrás de este comportamiento que, más allá de parecer simple ahorro, tiene implicaciones prácticas y simbólicas:

Profesionalismo y concentración: Muchos DJ evitan el consumo de alcohol durante sus presentaciones para mantener la precisión y el control en sus mezclas.

Condiciones del contrato: En la mayoría de los acuerdos, el local o promotor incluye bebidas gratis como parte de la presentación, por lo que no sienten necesidad de comprar.

Respeto a la imagen: Algunos DJs prefieren no mostrarse tomando frente al público, pues consideran que puede afectar su imagen o la percepción de su profesionalismo.

Razones económicas: El ambiente nocturno implica precios elevados. Muchos DJ trabajan en varias presentaciones semanales y evitan gastos innecesarios.

El choque con los clientes y las cortesías

No es raro ver a un cliente que, con buena intención, envía una bebida al DJ y luego se molesta porque no le pone la canción que pidió.

Este malentendido social se repite en todas las pistas de baile: el cliente cree que el “brindis” compra su tema favorito, mientras que el DJ lo interpreta como un simple gesto de cortesía.

Sin embargo, los DJ profesionales aseguran que la música no se negocia con tragos, sino con ritmo y sentido del público.

Testimonios y comentarios sociales

María López, clienta habitual:

“Yo antes me enojaba cuando mandaba una copa y no me ponían mi canción, pero luego entendí que el DJ tiene un plan musical y no puede romperlo por capricho. Es un artista, no un jukebox.”

Carlos Mejía, propietario de bar:

“Muchos DJ traen su propia agua o bebida energética. No los culpo. Ellos están trabajando y tienen que mantenerse enfocados. Lo importante es que hagan que el público se quede y consuma.”

Yanet Ortiz, promotora de eventos:

“Hay una relación simbiótica entre DJ y negocio. El DJ no tiene que comprar bebidas; su aporte es mantener la pista llena. Mientras el público baile, el bar gana.”

DJ Kelvin Flow, profesional del entretenimiento:

“Nosotros vivimos de la energía, no del alcohol. La gente piensa que si no tomamos somos aburridos, pero lo cierto es que necesitamos estar 100 % atentos. Agradecemos los tragos, pero no los necesitamos para tocar buena música.”
Un brindis simbólico

El hecho de que los DJ no compren bebidas donde se presentan no los hace menos comprometidos con el ambiente ni con el negocio. Al contrario, demuestra profesionalismo, enfoque y respeto por su arte.

La verdadera bebida del DJ es el aplauso, la vibra de la gente y el ritmo que hace temblar el suelo del lugar. Mientras la música suene y el público disfrute, el brindis será colectivo.

¿Por qué algunos DJ solo ponen la música que a ellos les gusta?

Otro punto de debate en la escena nocturna es que algunos DJ tienden a tocar únicamente la música que a ellos personalmente les gusta, sin tomar en cuenta el gusto o la energía del público. Esta práctica, aunque puede ser vista como una forma de expresión artística y autenticidad, también genera tensiones con los asistentes y los dueños de locales.

Los DJ que hacen esto suelen argumentar que están defendiendo su estilo, su marca y su identidad musical; sin embargo, cuando el público no conecta con esas elecciones, la pista se vacía y el ambiente se enfría.
En esencia, un buen DJ debe encontrar el equilibrio entre su gusto personal y el gusto colectivo, entendiendo que su papel es conectar, no imponer. El éxito de una noche no depende solo de la calidad del sonido, sino de la capacidad del DJ para leer las emociones de la multitud y adaptarse sin perder su esencia artística.

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