Muchos me preguntan cómo vivo mi vida y contesto siempre así: Atrapado e Inspirado en el poema “Cantares” de Antonio Machado interpretado por Serrat. Con mi Dios. Con los pies en la tierra. Enfocado y con el corazón siempre con mi pueblo al servicio de los demás.
No soy perfecto, pero existe una parte de mí que me gustaría darte; las demás, las corregimos al caminar juntos. Esa parte que te ofrezco sin condiciones es la más honesta, la más humana, la que no se esconde detrás de máscaras. Es la parte que abraza, que escucha, que ama con fe y propósito. Lo demás, lo vamos puliendo con humildad, con diálogo, con aprendizaje compartido. Porque la vida no se vive desde la perfección, sino desde la disposición de crecer con quienes nos rodean.
Siempre digo: no te preguntes si eres feliz; pregúntate si son felices los que conviven contigo. Porque la verdadera plenitud no solo se mide por lo que sentimos, sino por lo que sembramos en quienes caminan a nuestro lado.
También les pido perdón si en algún momento les he fallado. Soy humano, tengo mis debilidades, pero estoy trabajando en ellas con humildad y con Dios en mi corazón. Jesucristo ha resucitado, y esa verdad vive en mí cada día. Él es mi guía, mi esperanza y la fuente de mi fuerza para seguir adelante.
Mi libertad de vida es pedir perdón por mis errores a los demás. Eso me da una paz total conmigo mismo y me brinda felicidad, así como un arrepentimiento espiritual real.
Porque como dijo Machado: “Al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.” Y así, en paz conmigo mismo, con Dios y con los demás, sigo mi andar.
“Disfruto mis éxitos como también mis derrotas, las cuales me hacen crecer” , transmite un mensaje de madurez emocional, humildad y aprendizaje continuo.
Una persona valora tanto sus triunfos como sus fracasos, porque entiende que ambos son necesarios para avanzar, aprender y evolucionar. Es una expresión de resiliencia y sabiduría.
Por José Zabala, creador de contenido
New York – He vivido mi vida paso a paso, como un caminante que no busca aplausos, sino sentido. No he seguido mapas perfectos, ni rutas trazadas por otros. He hecho mi camino con cada decisión, con cada caída, con cada abrazo y cada acto de fe.
Nunca perseguí la gloria. No he vivido para los reflectores ni para los elogios vacíos. Vivo agradecido por los logros que Dios ha puesto en mis manos y por los retos que me han hecho crecer. Mis éxitos no me definen por sí solos; son testimonio de trabajo constante, entrega y del amor con que he servido a mi gente. No colecciono reconocimientos, colecciono historias, gestos humanos, conexiones reales.
He sido leal con mis amigos, solidario con mi comunidad y firme en mis principios. Mi vida gira en torno al amor y el compromiso: mi madre, que ha sido mi raíz; mis hijos, que son mi motor; y mi esposa, que es mi compañera, mi fuerza y mi paz, mi familia. Y en especial a tres o diez personas y sus familias, ustedes saben quiénes son. Ellos son la esencia de mi caminar.
Aprovecho este momento para dar las gracias a mis patrocinadores y a todos mis seguidores por creer en mí. Son muchos. En mis momentos más difíciles, han estado ahí conmigo, apoyándome, levantándome, sosteniéndome sin pedir nada a cambio. Gracias por caminar conmigo.
Soy José Zabala, comunicador digital, cronista de la vida dominicana en el exterior y creador de contenido para el alma de la diáspora. Desde hace más de una década, mi voz ha sido puente entre dos mundos: el de los que se fueron y el de los que se quedaron. He contado historias, he denunciado injusticias, he promovido talentos y he defendido causas. No por obligación, sino por convicción.
Represento a una comunidad que lucha, que sueña, que trabaja día a día para darle un futuro mejor a los suyos. Soy testigo y portavoz de una diáspora dominicana digna, valiente y poderosa. Desde Nueva York y más allá, he puesto mi pluma, mi voz, mi imagen y mi corazón al servicio de los que muchas veces no tienen quién los escuche. He promovido nuestra cultura, nuestra identidad y nuestro orgullo dominicano con respeto y verdad.
He sido parte de momentos históricos, he acompañado procesos de transformación comunitaria, he resaltado figuras anónimas y he impulsado líderes que construyen puentes entre generaciones.
Mis aciertos han sido regalos. Mis errores, profundas lecciones. Y hoy, al mirar hacia atrás, no me detengo en lo que faltó, sino en todo lo que fue: lealtad, servicio, fe, familia, lucha, esperanza y comunidad.
También les pido perdón si en algún momento les he fallado. Soy humano, tengo mis debilidades, pero estoy trabajando en ellas con humildad y con Dios en mi corazón. Jesucristo ha resucitado, y esa verdad vive en mí cada día. Él es mi guía, mi esperanza y la fuente de mi fuerza para seguir adelante. Mi libertad de vida es pedir perdón por mis errores a los demás. Eso me da una paz total conmigo mismo y me brinda felicidad, así como un arrepentimiento espiritual real.
Vivir mi vida ha sido eso: andar. Y mientras haya luz en mi alma y aliento en mi voz, seguiré andando. No persigo grandezas, sino verdades. No busco perfección, sino propósito. Y si algo he aprendido, es que el verdadero camino no está afuera… está dentro del corazón.
Porque como dijo Machado: “Al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.” Y así, en paz conmigo mismo, con Dios y con los demás, sigo mi andar.
Con los pies en la tierra… y el corazón siempre con mi pueblo.
La canción «Cantares», interpretada por Joan Manuel Serrat, está basada en poemas del escritor español Antonio Machado. Serrat musicalizó y adaptó algunos versos del poema «Proverbios y Cantares», añadiendo además fragmentos de su propia autoría para crear la canción. En resumen, la letra de «Cantares» es una combinación de la obra de Machado y la composición musical de Serrat.