La presencia japonesa en el ámbito deportivo de la República Dominicana ha sido clave en la formación de atletas y en el fortalecimiento de los lazos bilaterales. Artes marciales tradicionales como el judo, karate, aikido y kendo no solo se han integrado a la vida deportiva dominicana, sino que también han promovido valores fundamentales como el respeto, la disciplina y el autocontrol.
Un momento histórico que marcó el inicio de esta influencia fue la llegada del maestro Mamoru Matsunaga en 1957, considerado el “padre del judo dominicano”. Desde entonces, el judo ha crecido de forma sostenida en el país, formando generaciones de atletas y consolidando su lugar en el deporte nacional.
La cooperación entre Japón y República Dominicana ha sido constante y fructífera, especialmente a través de programas de intercambio promovidos por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA). Estos programas han facilitado la llegada de entrenadores, la capacitación técnica y el envío de atletas dominicanos a competir y entrenar en Japón.
La participación de deportistas dominicanos en torneos internacionales organizados en Japón y los constantes intercambios entre federaciones han servido como puente entre las juventudes de ambos países. Estas experiencias han generado conexiones duraderas y han afianzado una relación diplomática que supera ya las seis décadas, basada en el respeto mutuo, la cooperación y la pasión compartida por el deporte.