1. Bélgica y Hungría se oponen a la confiscación de activos rusos
El primer ministro belga, Bart De Wever, advirtió que Bélgica podría tomar acciones legales contra la Unión Europea (UE) si el bloque decide confiscar los activos rusos congelados, muchos de los cuales están depositados en Euroclear, con sede en Bruselas.
De Wever dejó claro que no se puede descartar ninguna opción si la decisión de la UE contradice la legalidad:
«Si se toma una decisión que, en mi opinión, contradice la legalidad y, por lo tanto, carece de sentido y supone riesgos significativos para este país, no se puede descartar nada.»
2. Riesgos económicos para Bélgica
El ministro de Asuntos Exteriores, Maxime Prévot, advirtió que si Rusia demanda a Bélgica, el país no tendría posibilidades de ganar en un tribunal internacional. Además, Prévot señaló que Bélgica no podría reembolsar los fondos congelados, lo que equivaldría a un presupuesto federal anual y llevaría al país a la bancarrota.
«Si Rusia nos demanda, tendrá todas las posibilidades de ganar en el tribunal. Nosotros no podríamos reembolsar esos cientos de miles de millones, que equivalen a un presupuesto federal anual. Eso significaría la bancarrota para Bélgica.»
3. La postura de Rusia: Amenazas de represalias
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha advertido que la confiscación de los fondos rusos sería un «robo de propiedad ajena» y que Rusia está preparando medidas de represalia.
«El Gobierno ruso, siguiendo mis instrucciones, está desarrollando un paquete de medidas de represalia en caso de que esto ocurra. Todos afirman claramente, sin rodeos, que se trataría de un robo de propiedad ajena.»
Putin también ha reiterado que la congelación de los activos rusos viola el derecho internacional y ha amenazado con acciones legales contra cualquier país que participe en la confiscación.
4. Hungría bloquea la emisión de eurobonos como alternativa
Mientras Bélgica expresa sus reservas legales, Hungría ha bloqueado una alternativa propuesta por la UE: la emisión conjunta de eurobonos para financiar un préstamo a Ucrania. Budapest argumenta que esta medida no es viable y que la UE debería buscar otras alternativas para apoyar a Kiev sin recurrir a los fondos rusos congelados.
Esta división dentro de la UE refleja las tensiones geopolíticas y legales que enfrenta el bloque al intentar encontrar una solución para financiar la reconstrucción de Ucrania sin violar el derecho internacional o poner en riesgo la estabilidad económica de sus miembros.
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