miércoles 18 de junio de 2025 09:25 am
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Enrique Lizalde, el actor que no daba entrevistas y que no quiso ser considerado un galán. Quería ser reconocido por su trabajo.


Picoteando el Espectáculo
Enrique Lizalde no quería que lo catalogaran como un galán, quería ser reconocido por su trabajo, y así fue, se convirtió en uno de los mejores actores de cine, teatro y televisión en México, su peculiar voz le dio un toque inconfundible a los personajes que interpretó a lo largo de cinco décadas.

Era primo del cantante Óscar Chávez, quién al igual que Lizalde, formó parte del Sindicato de Actores Independientes (SAI), contrario a la Asociación Nacional de Actores (ANDA), lo que le valió que durante un tiempo fuera vetado; su buena labor sindical es de las más recordadas y aplaudidas.

Odiaba dar entrevistas, quizás de las pocas o la única que dio en su vida fue la que divulgó EL UNIVERSAL en diciembre de 1970, cuando estaba por estrenarse una película que fue polémica en su tiempo, «La buscona», con Isela Vega.

En la historia contaba su rol es el de un joven esclavizado por el instinto, confunde la pasión con el amor y viceversa, finalmente su formación espiritual le impide quererla y hacerle a su esposa.

Nacido en la Colonia Portales, Lizalde proviene de una familia artística, hermano del escritor Eduardo Lizalde y primo del cantante Óscar Chávez; su recia presencia y excelente voz la cultivó desde que era un niño declamando poesía escrita por su padre.

Estudió música en el Conservatorio y abandonó los estudios universitarios en literatura para enfocarse en las artes escénicas, su más grande temor era el fracaso, así lo compartió con este diario en esa exclusiva charla.

«A nada le tengo miedo como el fracaso. Si me decidí por la actuación he de triunfar», dijo entonces.
Lizalde quería ser todo menos «un galán»

Lizalde lo único que deseaba era llegar a ser un buen actor, detestaba que se le encasillara como «el niño bonito», sin embargo, su galanura era innegable, lo que lo llevo a encarnar en 1966 al primer Juan del Diablo de la televisión mexicana en «Corazón salvaje» , telenovela producida por Ernesto Alonso y protagonizada por Julissa, Jacqueline Andere y Enrique Álvarez Felix.

En la década de los 70 muchos lo llamaban «el heredero de Arturo de Córdoba», un gran actor y galán de la Época de Oro, pero cuando lo elogiaban por ser un hombre atractivo, refunfuñaba:

«No soy un galán para soñarle…»

Enrique Lizalde aprovechó su voz para grabar poesía y para interpretar personajes de carácter fuerte como Don Rodolfo en la telenovela de «Esmeralda», en 1988, donde encarnó al papá de la protagonista, Leticia Calderón, una campesina ciega que se enfrenta al rechazo de su padre.

Actuó en teatro y en más de 40 telenovelas, entre ellas «El derecho de nacer», «Chispita», «Alcanzar una estrella», «La usurpadora», «Entre el amor y el odio» y «Mañana es para siempre».

Enrique Lizalde murió el 3 de junio de 2013 y su primo, el trovador y poeta Óscar Chávez, le dedicó una emotiva despedida que destacó algunas detalles de su personalidad:

A las aladas almas de las rosas,

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

Hace unos días se cumplieron 12 años de muerte, partió a los 76 años tras una larga enfermedad hepática; murió entre aplausos y reconocimiento, alejado de la polémica y el escándalo, siempre pulcro con sus personajes y con eso inconfundible voz con la que se ganó un espacio en el entretenimiento mexicano.

Fuente El Universal Online

a la/s 6/08/2025 

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