En una entrevista sincera para el podcast «Call Her Daddy», Kim Kardashian compartió detalles íntimos sobre los motivos que la llevaron a divorciarse de Kanye West en 2022, tras siete años de matrimonio y cuatro hijos en común. La empresaria reveló que la salud mental de West, diagnosticado con trastorno bipolar en 2016, y su resistencia a buscar tratamiento fueron los principales detonantes de su decisión. Kardashian explicó que, aunque al principio intentó ser un soporte incondicional para su entonces esposo durante sus episodios, la relación se volvió insostenible cuando él se negó a hacer cambios que pudieran mejorar su dinámica familiar. «Quería ayudarle, pero cuando alguien no está dispuesto a trabajar en sí mismo, es muy difícil mantener una relación que se vuelve tóxica», confesó, describiendo un ambiente donde la imprevisibilidad y la falta de estabilidad dominaban su vida cotidiana.
La estrella de realidad y fundadora de SKIMS admitió que su salud mental se resintió profundamente durante los últimos años de su matrimonio, hasta el punto de afectar su capacidad para ser la madre que deseaba ser. «Llegó un momento en que ya no podía estar presente para mis hijos como necesitaba», dijo Kardashian, quien describió cómo la ansiedad y el estrés la llevaron a tomar la difícil decisión de separarse. «Tuve que salvarme para poder ser una mejor madre», afirmó, subrayando que su prioridad siempre fue proteger el bienestar emocional de sus hijos, incluso si eso significaba poner fin a su matrimonio. Este sentimiento de urgencia se vio agravado por episodios como cuando West regaló todos sus vehículos de manera impulsiva, un acto que, según ella, reflejaba la inestabilidad que marcaba su relación.
Kardashian también confesó que la falta de seguridad emocional y financiera fue un factor clave en su decisión. «No sentirme segura en ningún aspecto fue una de las señales más claras de que debía terminar el matrimonio», reveló, explicando cómo la imprevisibilidad de West no solo afectaba su vida personal, sino también la estabilidad económica de la familia. Aunque no entró en detalles específicos, sus declaraciones sugieren que los comportamientos erráticos de West, combinados con su negativa a buscar ayuda profesional, crearon un entorno donde ella ya no podía confiar en el futuro de su familia.
Desde el divorcio, la relación entre Kardashian y West ha seguido siendo complicada, especialmente en lo que respecta a la custodia de sus hijos. El rapero ha tenido arrebatos públicos en los que acusa a Kardashian de sabotear su relación con los niños, lo que ha mantenido el conflicto en el ojo público. A pesar de las tensiones, Kardashian ha intentado mantener un enfoque centrado en sus hijos, aunque reconoce que la co-parentalidad con West sigue siendo un desafío diario. «Lo más importante es que mis hijos se sientan queridos y protegidos», declaró, dejando claro que, a pesar de las dificultades, su prioridad sigue siendo brindarles un entorno estable.
El testimonio de Kardashian ofrece una mirada cruda y honesta sobre los desafíos de mantener una relación con alguien que enfrenta problemas de salud mental no tratados. Su decisión de alejar a sus hijos de un ambiente tóxico y reconstruir su vida ha sido interpretada por muchos como un acto de valentía y autoprotección. Más allá del escándalo mediático, su historia resalta la importancia de establecer límites y priorizar el bienestar emocional, incluso cuando eso implica tomar decisiones difíciles que cambian el curso de una vida.