Por José Zabala, creador de contenido: Promoviendo el arte, los símbolos patrios, la cultura y el orgullo dominicano en la diáspora.
New York: En la cultura dominicana hay verdades que no se discuten, se viven. Una de ellas es clara y universal: sin merengue no hay fiesta. El merengue no se explica con palabras; se siente en el cuerpo, se lleva en la sangre y se transmite con orgullo. Y cuando dos figuras tan queridas como Héctor Acosta “El Torito” y Xiomarita Pérez se dejan llevar por el ritmo, lo que ocurre no es solo un baile: es una afirmación de identidad, alegría y dominicanidad.
Verlos bailar es recordar que el merengue no necesita grandes escenarios ni coreografías sofisticadas. Basta el compás, la conexión humana y el corazón dominicano para que la magia ocurra. El merengue: Patrimonio Cultural de la Humanidad
El merengue es mucho más que un género musical o un baile popular. En 2016, la UNESCO declaró el merengue dominicano como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su valor histórico, social y cultural como expresión viva del pueblo dominicano.
Este reconocimiento internacional confirma lo que los dominicanos siempre hemos sabido:
el merengue cuenta nuestra historia, acompaña nuestras celebraciones, nos consuela en los momentos difíciles y nos une dentro y fuera del país, especialmente en la diáspora.
El merengue es campo y ciudad, barrio y escenario, fiesta familiar y acto patrio. Es herencia que se pasa de generación en generación.
¿Cómo se baila el merengue?
El merengue es uno de los bailes más accesibles, inclusivos y democráticos del mundo. No exige edad, experiencia ni técnica avanzada.
Sus claves son sencillas:
Paso básico constante, marcado por la tambora
Movimiento natural de caderas, sin exageraciones
Conexión entre la pareja, más sentimiento que técnica
Sonrisa y disfrute, porque el merengue se baila feliz
El Torito baila como canta: con alma, sabor y pueblo. Xiomarita acompaña con gracia, soltura y elegancia caribeña. Juntos representan la esencia del merengue auténtico: no competir, sino compartir.
¿Por qué es tan bueno bailar merengue?
Bailar merengue es salud, emoción y cultura al mismo tiempo:
Reduce el estrés y libera tensiones
Mejora la circulación y la coordinación
Une generaciones y familias
Refuerza la identidad dominicana
Convierte cualquier espacio en una fiesta
Además, el merengue rompe todas las barreras: en una pista de baile no existen clases sociales, ideologías ni diferencias. Todos somos iguales cuando suena la güira.
Porque sin merengue no hay fiesta
En una boda, cumpleaños, actividad comunitaria o celebración patria hay una ley no escrita pero sagrada:
Si no hay merengue, falta algo.
El merengue es el inicio que rompe el hielo, el punto más alto de la celebración y muchas veces el cierre que deja recuerdos imborrables. Es la música que llama a la pista incluso a quienes dicen “yo no bailo”.
Voces del pueblo: tres dominicanos opinan
María R., Washington Heights
“Cuando suena un merengue, yo me transformo. Es como volver a la República Dominicana por unos minutos.”
Luis A., El Bronx
“El merengue es nuestra bandera sonora. Donde suena merengue, hay dominicanos.”
Carmen D., Santiago (RD)
“El Torito bailando merengue representa al dominicano real: sencillo, alegre y orgulloso de su cultura.”
El baile entre El Torito y Xiomarita Pérez es un recordatorio vivo de que el merengue no envejece, no se negocia y no se reemplaza. Vive en el pueblo, en la diáspora y en cada dominicano que entiende que:
Sin merengue no hay fiesta… y sin fiesta no hay dominicanidad.
















