La administración de Donald Trump ha decidido limitar los servicios multilingües en Estados Unidos, afectando a millones de personas que no dominan el inglés. Esta medida busca fomentar el uso del inglés y podría tener un impacto significativo en el acceso a servicios básicos para los migrantes.
En el año 2000, el entonces presidente Bill Clinton implementó políticas para asegurar que las agencias federales proporcionaran servicios accesibles para personas con un bajo nivel de inglés. Sin embargo, la reciente orden ejecutiva de Trump, que declara el inglés como el idioma oficial del país, ha llevado al Departamento de Justicia a publicar instrucciones para reducir estos servicios.
Según el documento, se realizará un inventario completo de los servicios no ingleses y se eliminarán gradualmente aquellos considerados innecesarios. Aunque se reconoce la diversidad lingüística en los sectores privado y comunitario, la prioridad será el dominio del inglés.
Esta decisión ha generado preocupación entre las organizaciones de derechos civiles, que temen que afecte negativamente el acceso a servicios de salud, justicia y otros trámites esenciales para quienes no hablan inglés con fluidez.
