jueves 23 de octubre de 2025 18:43 pm
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«41 años después, ADN incrimina a empleado de Walmart en asesinato de adolescente en Nueva York»

Un caso que permaneció sin resolver durante 41 años finalmente encontró justicia este miércoles, cuando Richard Bilodeau, un empleado de Walmart de 63 años, fue acusado formalmente por el brutal asesinato y violación de Theresa Fusco, una adolescente de 16 años que soñaba con ser bailarina y que desapareció el 10 de noviembre de 1984 tras salir de su trabajo en la pista de patinaje Hot Skates en Lynbrook, Long Island. Su cuerpo fue encontrado casi un mes después, el 5 de diciembre de 1984, desnudo y enterrado bajo hojas en una zona boscosa cercana al lugar donde trabajaba. Gracias a avances en tecnología de ADN, el FBI logró vincular a Bilodeau con el crimen, poniendo fin a décadas de misterio, dolor y tres condenas injustas que destruyeron las vidas de hombres inocentes.

El fiscal adjunto del condado Nassau, Jared Rosenblatt, reveló en corte que el ADN extraído de una muestra vaginal de la víctima coincidió perfectamente con el de Bilodeau, quien en ese momento trabajaba en el turno de noche en un Walmart del condado Suffolk. Cuando los agentes lo interrogaron, Bilodeau negó conocer a Theresa e incluso minimizó la gravedad del crimen, declarando con cinismo: «En aquella época, la gente no pagaba por los asesinatos». Sin embargo, las pruebas científicas fueron contundentes: en febrero de 2025, Bilodeau tiró un vaso de bebida en un Tropical Smoothie cerca de su casa, y el ADN recuperado del sorbete coincidió al 100% con el encontrado en el cuerpo de la adolescente. «La ciencia y las pruebas de ADN no mienten», declaró la fiscal del condado Nassau, Anne Donnelly, quien aseguró que esta vez no hay lugar a dudas, a diferencia del error judicial de 1986, cuando tres hombres inocentesJohn Restivo, Dennis Halstead y John Kogut— fueron condenados injustamente y pasaron hasta 18 años en prisión antes de ser exonerados en 2003.

El padre de Theresa, Thomas Fusco, quien nunca perdió la esperanza de encontrar justicia para su hija, declaró emocionado a la prensa: «Siempre tuve fe en el sistema. Para mí, saber que alguien le quitó la vida a mi hija nos dará un cierre. Es desgarrador pasar por esto una y otra vez, pero esto parece un final, y estoy muy agradecido». El caso de Theresa no es el único que ha sido reabierto gracias al ADN en los últimos años. Recientemente, se identificaron los restos de Susan «Suzy» Mann, una adolescente de 15 años que desapareció en 1980 y fue hallada muerta en un contenedor de basura en 1982, aunque nadie ha sido acusado por ese crimen. Además, en abril de 2025, se identificaron los restos de una mujer y su bebé, encontrados con 14 años de diferencia cerca de Gilgo Beach, vinculados a los asesinatos en serie atribuidos a Rex Heuermann, un arquitecto de 61 años acusado de múltiples homicidios.

Mientras Bilodeau esperará juicio sin fianza tras su comparecencia ante la jueza Helene Gugerty, su abogado defensor, Daniel Russo, insistió en que los cargos son «meras acusaciones» y que su cliente es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Sin embargo, las autoridades confían plenamente en las pruebas de ADN, que han sido decisivas en otros casos históricos, como el de Pedro Hernández, condenado en 2017 por el secuestro y asesinato de Etan Patz (un niño de 6 años desaparecido en 1979), aunque un tribunal federal ordenó un nuevo juicio en 2025. Estos avances tecnológicos han revolucionado la justicia penal, permitiendo resolver crímenes antiguos y exonerar a inocentes, pero también han reabierto heridas en familias como la de Theresa, que esperaron décadas para ver a un responsable frente a la justicia.

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