Un terremoto de magnitud 6.3 sacudió el norte de Afganistán en las primeras horas del 3 de noviembre de 2025, dejando al menos 19 muertos y más de 320 heridos, según cifras preliminares de la Media Luna Roja Afgana y la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres. El sismo, con epicentro en la provincia de Samangan, se sintió con intensidad en Mazar-i-Sharif, una de las ciudades más pobladas del norte del país, donde causó daños estructurales en edificios, incluyendo la iconica Mezquita Azul, un símbolo arquitectónico y religioso que quedó rodeada de escombros. Imágenes difundidas en redes sociales y geolocalizadas por CNN muestran la base del monumento cubierta de restos, un testimonio del poder destructivo del temblor, que también afectó a zonas del este y oeste de Afganistán, así como a países vecinos como Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán, según informes del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El terremoto, que ocurrió a las 1 de la madrugada (hora local) a una profundidad de 28 kilómetros, despertó a los residentes en medio del caos, con familias enteras evacuando sus hogares en pánico. En Mazar-i-Sharif, el 209.º Cuerpo de Ejército Al-Fath y equipos de rescate trabajaron contra reloj para sacar a las víctimas de entre los escombros, logrando rescatar con vida a una niña en estado crítico, según confirmó un portavoz militar a CNN. Mientras tanto, la ONU desplegó equipos para evaluar los daños y coordinar la ayuda humanitaria, aunque la respuesta se ve limitada por la escasez de recursos y la reducción de la ayuda internacional tras el regreso al poder de los talibanes en 2021. Testigos como Rahima, una exmaestra de 50 años, describieron el sismo como «el más fuerte de sus vidas», con ventanas rotas y paredes agrietadas en su hogar de hormigón, mientras expresaban preocupación por las casas de adobe en las zonas rurales, más vulnerables a derrumbes.
El impacto del terremoto se extendió más allá de las víctimas humanas y los daños materiales. El paso de Tashqurghan, una ruta vital que conecta Afganistán con Turkmenistán y Uzbekistán, quedó bloqueado temporalmente, aunque ya fue despejado por los equipos de emergencia. Además, el USGS registró al menos cinco réplicas, la más fuerte de magnitud 5.2, lo que aumenta el riesgo de nuevos derrumbes y complica los esfuerzos de rescate. Este evento se suma a una serie de terremotos mortales que han azotado el país en los últimos años, como el de agosto de 2025 (con 2,200 muertos) y el de octubre de 2023 (con 2,000 víctimas), dejando en evidencia la fragilidad de Afganistán ante los desastres naturales, agravada por décadas de conflicto, pobreza y aislamiento internacional. Mientras las organizaciones humanitarias intentan movilizar ayuda, miles de afganos se enfrentan a la tarea de reconstruir sus vidas en medio de la incertidumbre y el temor a nuevas réplicas.

















