La economía de América Latina enfrenta un panorama sombrío para el bienio 2025-2026, marcado por una elevada incertidumbre global y crecientes riesgos geopolíticos que amenazan con profundizar la desaceleración regional. Según el informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se prevé un crecimiento regional de tan sólo un 2,2% en 2025.
La fragilidad de la economía de América Latina no sólo responde a factores internos, como la desaceleración del consumo privado, sino también a un entorno internacional cada vez más volátil. La fragmentación geoeconómica, los conflictos bélicos prolongados y las tensiones entre potencias generan efectos indirectos pero significativos en la región. Los precios volátiles de las materias primas, el aumento de los costes energéticos y la inestabilidad de los mercados financieros afectan negativamente a la región, amenazando la balanza de pagos y aumentando la dependencia del capital externo.
En cuanto a las previsiones de crecimiento, América del Sur podría crecer un 2,7% en 2025 gracias a la recuperación de algunos países, mientras que Centroamérica y México apenas registrarían un crecimiento del 1%, afectados por la debilidad de la demanda externa, especialmente desde EE.UU. La región del Caribe crecería un 1,8% debido a la caída del turismo y los elevados costes logísticos. CEPAL advierte que la economía de América Latina seguirá siendo vulnerable a choques externos como un posible agravamiento de los conflictos armados o nuevas crisis de seguridad internacional, lo que erosionaría aún más las posibilidades de recuperación sostenible en el medio plazo.
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