martes 14 de octubre de 2025 15:44 pm
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Cuando florece el alma: La elección entre la pureza del campo y la oscuridad del asfalto

Por Luis Medrano

Cuando florece en tu ser, comienza la verdadera travesía por el sendero predestinado de la vida. Es en los recónditos caminos rurales donde habita la esencia más pura de nuestra existencia. Allí, entre el verdor de los campos, el murmullo de los arroyos y el canto de las cigarras, el espíritu humano se reencuentra con su origen, se limpia de la vanidad y se reconcilia con la paz interior.

En cambio, en las bulliciosas calles y avenidas de barrios, pueblos y metrópolis se esconde el declive del alma. Allí, donde la abundancia material todo lo eclipsa, germinan los demonios de la superficialidad. La vida se convierte en una competencia constante, en una carrera sin sentido por lo efímero. Y si a ello se suma el infierno virtual de las redes sociales, donde la apariencia vale más que la verdad, el espíritu cae en una penumbra depresiva que asfixia y consume.

Pero aún hay alternativas. A pesar del aire cargado de contaminación, de los ruidos y de la prisa de las ciudades, siempre puedes elegir la pureza de los campos, las laderas donde fluyen los ríos, el canto de las aves y el murmullo de los pajarillos. Puedes decidir reencontrarte contigo mismo en el silencio de la naturaleza, lejos del artificio y de las máscaras sociales.

La realidad es simple: si te pierdes entre el cemento y el asfalto, si dejas que el brillo de lo material eclipse tu esencia, vivirás en el mundo de los malos y los diablos. Tu existencia será vacía, terrible y sin propósito.

La elección está en ti. La pelota está en tu cancha.

Reflexión letal.
Sean buenos siempre.
Luis Medrano

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