El Papa León XIV ha mantenido una audiencia con los funcionarios de la Curia romana y los empleados de la Santa Sede. Este encuentro, el primero desde su elección, se llevó a cabo en el Aula VI del Vaticano y contó con la asistencia de alrededor de 5.000 personas, incluyendo laicos, religiosos y sacerdotes junto a sus familias.
El ambiente del encuentro fue distendido, con la presencia de muchos niños y un Pontífice que comenzó su discurso con una broma ante los aplausos: «Cuidado, que si los aplausos duran más que el discurso, ¡tendré que hacer el discurso más largo!». Este tono cercano marcó la pauta de un discurso en el que el Papa agradeció el servicio de los trabajadores.
León XIV destacó la importancia de la Curia romana, que «conserva y transmite la memoria histórica de una Iglesia y del ministerio de sus obispos». Subrayó que esta memoria es esencial para la Iglesia, ya que no solo se dirige al pasado, sino que también «alimenta el presente y orienta el futuro». Sin memoria, advirtió, «el camino se pierde y se pierde el sentido de la orientación».
El Papa también recordó la figura del Papa Francisco y su énfasis en la dimensión misionera de la Iglesia. León XIV compartió su propia experiencia misionera en Perú, donde «maduró mi vocación pastoral». Recordó sus primeras palabras como Pontífice: «Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia constructora de puentes, dialogante, siempre abierta a acoger con los brazos abiertos a todos».
Finalmente, el Papa invitó a los trabajadores a realizar su labor cotidiana con amor y fe, comparando la fe y la oración con la sal para la comida. «Dan sabor», dijo, y animó a ser constructores de unidad, superando malentendidos con paciencia, humildad y humor, siguiendo el ejemplo del Papa Francisco.