Un equipo de astrónomos, en colaboración con la NASA, ha logrado un hito sin precedentes al capturar la primera imagen directa de un planeta en pleno proceso de formación, un avance que promete transformar nuestra comprensión de cómo nacen los sistemas planetarios. El protoplaneta, bautizado como WISPIT 2b, es un gigante gaseoso cinco veces más masivo que Júpiter y se encuentra incrustado en un hueco dentro del disco protoplanetario que rodea a su estrella, WISPIT 2, ubicada a 437 años luz de la Tierra. Con apenas 5 millones de años de edad, este «planeta bebé» es casi mil veces más joven que la Tierra, lo que lo convierte en un objeto de estudio ideal para analizar las primeras etapas de la formación planetaria. Hasta ahora, los científicos habían observado estructuras en los discos protoplanetarios que sugerían la presencia de planetas, pero nunca habían logrado una prueba visual tan clara como la obtenida con WISPIT 2b, que aparece como un punto púrpura brillante en las imágenes capturadas por los telescopios.
El descubrimiento fue posible gracias al uso del sistema de óptica adaptativa extrema MagAO-X, desarrollado por la Universidad de Arizona e instalado en el Telescopio Magallanes 2 (Clay) en el Observatorio Las Campanas, Chile. Este instrumento, capaz de corregir las distorsiones atmosféricas en tiempo real, permitió a los investigadores observar el protoplaneta con una claridad sin precedentes. Además, se utilizó luz H-alfa, una longitud de onda que se emite cuando el gas de hidrógeno cae sobre el planeta en formación, lo que hizo posible detectar su brillo característico. Laird Close, profesor de astronomía en la Universidad de Arizona y líder del equipo, explicó que este tipo de luz es crucial para identificar protoplanetas, ya que son más brillantes en sus primeras etapas de vida, cuando aún están acumulando material y liberando energía en forma de calor.
Lo que hace aún más fascinante a WISPIT 2b es su ubicación dentro de un hueco anular en el disco protoplanetario, una estructura que los astrónomos habían predicho teóricamente como el lugar donde se forman los planetas. Hasta ahora, sin embargo, nunca se había observado un planeta en pleno crecimiento dentro de uno de estos huecos. Las imágenes muestran a WISPIT 2b como un pequeño punto de luz púrpura a la derecha de un anillo brillante de polvo que rodea a la estrella, con otro anillo más tenue en el exterior. Este patrón de anillos concéntricos sugiere que el sistema WISPIT 2 podría albergar más protoplanetas, y de hecho, los investigadores detectaron un segundo punto brillante en otro hueco del disco, designado como CC1, que orbita más cerca de la estrella. Aunque aún no se ha confirmado si CC1 es otro protoplaneta, su presencia refuerza la idea de que estos sistemas son fábricas de planetas donde múltiples mundos pueden formarse simultáneamente.
El impacto de este descubrimiento va más allá de la mera observación. WISPIT 2b ofrece una oportunidad única para estudiar cómo los planetas interactúan con sus discos protoplanetarios y cómo esculpen los huecos que los rodean. Los científicos comparan este proceso con el de un «Pac-Man cósmico», donde el protoplaneta va acumulando material a su paso, dejando tras de sí un surco en el disco de gas y polvo. Christian Ginski, coautor del estudio y astrónomo de la Universidad de Galway, destacó que este hallazgo es un cambio de paradigma, ya que por primera vez se tiene una evidencia visual directa de un planeta en formación dentro de un hueco, algo que hasta ahora solo se había inferido a partir de modelos teóricos. Además, el sistema WISPIT 2 podría ser clave para entender cómo se formó nuestro propio sistema solar hace miles de millones de años, cuando Júpiter y Saturno podrían haber limpiado huecos similares en el disco protoplanetario que rodeaba al Sol joven.

















