miércoles 11 de diciembre de 2024 03:15 am

Palabra de Dios – Hoy Lunes

“Bendito sea el Señor, que cada día nos colma de beneficios, el Dios de nuestra salvación.”

Salmos 68:19

Este versículo es un recordatorio poderoso de la generosidad de Dios. Nos invita a reflexionar sobre Su constante provisión y gracia, que se renuevan cada mañana. En medio de nuestras vidas, con todas sus dificultades y momentos de incertidumbre, es fácil olvidar lo que realmente importa: el amor y la fidelidad de Dios hacia nosotros. Este salmo nos habla de un Dios que no se cansa de darnos, que está siempre a nuestro lado, que no nos abandona ni un solo día.

Cada uno de nosotros tiene la oportunidad, cada día, de experimentar el amor de Dios de manera única. A través de cada amanecer, Él nos da lo necesario para vivir, para seguir adelante. A veces, la rutina diaria nos distrae de las bendiciones que recibimos de Él, pero al detenernos a reflexionar sobre este versículo, podemos recordar que todo lo que tenemos, desde la vida misma hasta los momentos de paz y alegría, es un regalo de Dios.

Pero más allá de las bendiciones materiales, el versículo destaca que Dios es también “el Dios de nuestra salvación”. Esta es una de las mayores verdades que podemos entender: no solo Él provee para nuestras necesidades físicas, sino que Él nos ofrece salvación, redención, y una relación eterna con Él. A través de Jesús, hemos recibido el regalo más grande: el perdón de nuestros pecados y la esperanza de la vida eterna.

A menudo, podemos ver nuestras vidas como una serie de tareas y preocupaciones, olvidando que cada respiro es un regalo de Dios, que cada día vivido es una oportunidad para acercarnos más a Él. La salvación, la verdadera paz y el propósito solo los encontramos en Su presencia, y es en este lugar donde podemos experimentar Su bondad de manera más profunda.

Hoy, al leer este versículo, pensemos en todas las maneras en que Dios nos ha colmado de beneficios. Reflexionemos no solo sobre lo que tenemos, sino sobre quién es Él: nuestro Salvador, nuestra esperanza, nuestra roca firme. Agradezcamos por cada bendición, por cada pequeño milagro que vemos a diario, y por el regalo eterno de la vida con Él.

Este es un llamado a reconocer la bondad de Dios y a vivir con un corazón agradecido. Aunque el mundo esté lleno de desafíos, podemos descansar en la seguridad de que Él siempre está con nosotros, guiándonos, protegiéndonos y, sobre todo, amándonos.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.

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