En Cotuí, la tensión escaló cuando la policía llegó en un convoy equipado con armas largas, escudos y cascos para evitar que los residentes interfirieran con las operaciones de una minera en la zona. Los agentes lanzaron múltiples bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes que protestaban en la cabecera del río El Naranjo, en Zambrana.
Concepción Sosa, líder comunitario, denunció que mujeres y niños resultaron heridos durante el enfrentamiento. «Los militares empujaron a la gente y lanzaron bombas lacrimógenas contra una población desarmada que solo busca proteger el medio ambiente», explicó Sosa.
La tala de árboles en la zona ha sido evidente, a pesar de la oposición de los residentes. La construcción de una carretera hacia una nueva presa de cola avanza rápidamente, ignorando las protestas de la comunidad.
Fernando Peña, presidente de la comisión social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), criticó duramente a Barrick Gold, acusando a la empresa de humillar a la comunidad. «Esta carretera de la muerte enterrará la naturaleza y secará el río Naranjo», declaró Peña.
Hasta ahora, ninguna autoridad del Ministerio de Medio Ambiente, la Procuraduría de Medio Ambiente o el Ministerio de Energía y Minas ha intervenido para detener las agresiones contra los comunitarios.
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