No solo se trata del fastidio que generan los tapones; el problema va más allá. Diversos estudios y especialistas advierten que estos afectan nuestra salud, tanto en el ámbito mental como físico.
Todo el que vive en República Dominicana es consciente de que el tráfico es una de las grandes problemáticas del país. Perder tiempo en tapones es el pan nuestro de cada día y es normal que, por corta que sea la distancia, el traslado tome hasta una hora más de lo ocuparía en un día sin tránsito.
Pero no solo se trata del fastidio que generan los tapones; el problema va más allá. Diversos estudios y especialistas advierten que estos afectan nuestra salud, tanto en el ámbito mental como físico.
Estrés, ansiedad, cansancio, ira, agresividad, impotencia y frustración son las principales reacciones en el ámbito emocional que ocasiona exponerse al congestionamiento vehicular, según refieren desde el Instituto de Salud Mental y Telepsicología.
Explican que el estrés asociado al tránsito se manifiesta con insomnio o pocas horas de sueño de calidad que puede derivar en somnolencia durante la conducción, molestia a los ruidos, disminución en las capacidades de reacción hacia obstáculos en la carretera, dolores de cabeza, entre otros.
Otras patologías como la ansiedad, la ira, la agresividad, la impotencia y la frustración se presentan cuando la persona se encuentra por mucho tiempo al volante, así como irritabilidad o poca tolerancia hacia otros conductores, que en muchos casos termina en discusiones acaloradas.
La muestra más clara son los constantes conflictos que tienen lugar en la vía pública. Puede que muchos de los ciudadanos involucrados sean ejemplares en todas las áreas de su vida, pero al momento de estar al volante la ira se apodera de ellos. No es casualidad, sino, más bien, una respuesta a la mezcla de factores a los que se exponen al conducir en horas pico.
Incluso existe evidencia de que los tapones se relacionan con la violencia doméstica. Un estudio realizado en Los Ángeles (Estados Unidos) y publicado en la revista Journal of Public Economics reveló que de 2011 a 2015 el congestionamiento de la tarde en las dos carreteras más importantes de esa ciudad (I-5 e I-10) aumentaba la incidencia de violencia intrafamiliar por la noche en un 9 % aproximadamente.
«Vemos muchas personas que antes de salir de sus hogares ya se encuentran estresadas, pues deben madrugar para evadir los tapones y poder llegar a tiempo hacia sus trabajos, y esta situación se vuelve un condicionante para el estrés y el agotamiento físico», sostiene la psicóloga Kendra Ynoa.
La directora del Instituto de Salud Mental y Telepsicología, Angelina Sosa, concuerda con ella y explica que esa sobrecarga de emociones negativas al regresar a los hogares tiende a ser descargada con los hijos y la familia en general. «Es así como (los tapones) aumentan los niveles de violencia intrafamiliar y de abuso hacia los niños y adolescentes», refiere.
Más allá del impacto psicológico
Además de la salud mental, la congestión del tránsito también afecta la salud física. Los expertos aseguran que pasarse sentado largos periodos frente al volante deriva en afecciones en la columna vertebral que pueden llegar a ser crónicas. A su vez, advierten que estos largos periodos suponen la degeneración de los músculos, mala circulación en las piernas y que disminuya el ritmo cardíaco de las funciones cerebrales.
Tampoco se puede dejar de lado la contaminación ambiental y sus riesgos. Los gases y partículas sólidas emitidos por los tubos de escape de los vehículos son los responsables del aumento de las crisis asmáticas y de la sensibilidad a pólenes y otras alergias respiratorias. Los niños son la población más vulnerable a esta contaminación, dado que respiran más aire en relación al tamaño de sus pulmones.
Tal y como pasa en otros países de Latinoamérica y el Caribe, en República Dominicana la mayor parte del tiempo se hace uso innecesario de las bocinas de los automóviles, que no es más que un reflejo de la falta de educación vial.
Está comprobado que la exposición constante a este y otros ruidos relacionados con el tránsito impacta la audición, la memoria, el rendimiento e incluso trae consecuencias a la salud cardiovascular, ya que produce elevaciones de la tensión arterial y de los niveles en sangre de potentes vasoconstrictores.