Douglas Young fue hallado culpable de matar al ‘deliverista’ Francisco Villalba en hechos ocurridos el marzo del 2021.
“¡Deténgase!”, “¡deje de interrumpirme!”, “¡usted tiene un historial criminal”, gritaba este jueves el juez Gregory Carro al acusado Douglas Young segundos antes de perder la calma y decretar: “Esta usted sentenciado a 41 años y hasta entonces podrá usted pedir libertad condicional”.
Para ese momento más de 10 elementos de la policía de la corte ya rodeaban al acusado de 6 pies 5 pulgadas (2 metros) de estatura y alrededor de 242 libras (110 kilos) de peso que parecía disfrutar el intercambio con el juez, a quien reclamaba, “¡usted permitió a los fiscales obtener evidencia ilegal y este juicio no debió suceder!”, asumiendo Young la única actitud que un juez que esta a punto de sentenciar no desea oír: la del desafío.
A pesar de los ruegos del juez, el recién sentenciado siguió con su monólogo enloquecido, ya con el micrófono apagado. “¡Su tiempo de hablar terminó!” le recordaba Carro mientras su abogado, sentado a su lado y quien acababa de pedir le dieran sólo 15 años, movía nervioso su mano izquierda.
Uno de los fiscales que pidió la condena máxima, recordó al juez que, según la evidencia, Douglas Young de 40 años, mató al repartidor Francisco Villalba, de 32 años, la noche del 29 de marzo del 2021. Dijo que la muerte dejó devastados a su hermano Lucas, con quien vivía en un cuarto en Harlem, pero sobre todo a sus padres, a quienes apoyaba enviando buena parte del dinero que ganaba trabajando 60 horas a la semana.
El pasado 23 de marzo, y luego de 3 semanas de juicio, Douglas Young fue hallado culpable de intención de cometer asesinato, asesinato mientras se comete otro delito grave, causar lesiones graves en un robo, robo por la fuerza con un arma mortal y dos relativos a portación de arma de fuego cargada.
En el inicio de la audiencia pudo hablar la familia de Francisco Villalba. Su hermano Lucas pidió “una sentencia máxima”, pero aclaró que cualquiera que fuera la cantidad de años recibida por el asesino, “no será suficiente pues mi hermano no regresará”. Margarita, hermana del difunto, planteó que su familia “se ha quedado sin un miembro importante que apoyaba a mis padres” antes de revelar la falta que le hace su hermano “y lo insoportable de mi dolor”.
“Eres un asesino”
Eso fue lo que dijo a Young, Margarita Villalba antes de aclararle Francisco era un buen ciudadano que no le hacía daño a nadie. “Tú no debes de estar libre en las calles”, culminó ella.
Antes de que el acusado hablara, su abogado dijo al juez que este caso “no envolvía desorden mental o abuso de drogas sino desorden múltiple de personalidad”. Culpó al sistema carcelario —donde Young ha estado al menos 10 años de este siglo por diversos delitos—, del comportamiento errático de su defendido. Luego pidió 15 años para que Young “salga y retome los planes de su juventud”.
Pero la conmoción verdadera llegó con el turno del acusado. Más que arrepentimiento o sumisión, Douglas Young se puso los guantes y comenzó con las agresiones detallando desde su visión, las injusticias cometidas en este proceso, acusando a los fiscales de presentar evidencia ilegal y señalando al juez por “haber permitido esa injusticia”.
Luego el enfrentamiento con Carro, de los gritos de ambos, ignorando Young los llamados del juez a moderarse, la sentencia llegó dictada casi de manera simultánea con reclamos del acusado, quien fue retirado por algunos de los 10 elementos que lo rodeaban.
Pozole y arroz para celebrar
Luego de que en uno de los pasillos de la corte los fiscales se retiraran entre aplausos de las tres decenas de asistentes mexicanos, casi todos ellos repartidores, en el Collect Park justo enfrente de la Corte Criminal de Manhattan se llevó a cabo una comida cortesía de la familia y amigos de Francisco Villalba.
En medio de los comentarios de lo inaudito de que un indígena oriundo de Xalpaltlahuac, un pueblo de la montaña del estado de Guerrero, México, recibiera justicia de esta forma, platos de arroz rojo acompañados con tinga de pollo comenzaron a circular entre los asistentes,
“Todo esto tiene qué ver con un movimiento de repartidores que vamos a apoyar a cualquiera que sufra injusticias”, decía Juan Solano uno de quienes defienden con mayor vigor el movimiento independiente de El Diario de los Delivers.
Luego llegó el segundo plato: pozole estilo Guerrero, aderezado de cebolla y chile serrano. Los botes de comida eran suficiente para alimentar a quienes asistieron a la audiencia, así es que las viandas llegaron incluso para que la gente en condición de calle que se comenzó a reunir alrededor de Margarita Villalba quien era la encargada de recibir y poner a circular los platos con comida.
“Ahora mi hermano es un Ángel”, dijo ella frente al juez. “Y tiene el encargo de cuidarnos a todos”.
Incluso, dijo, a quienes no son de su familia.
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