Por José Zabala, creador de contenido
Nueva York – El arroz, uno de los alimentos más consumidos por la comunidad latina —y en especial por los dominicanos en los Estados Unidos, ha sido objeto de alerta en diversos estudios de salud pública por su contenido de metales pesados tóxicos como el arsénico y el cadmio. Aunque no genera síntomas inmediatos, su consumo prolongado puede tener efectos graves en la salud, especialmente en los niños.
¿Qué dicen los reportes científicos? Según informes de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.), Consumer Reports y otras organizaciones de salud, el arroz puede contener niveles preocupantes de arsénico inorgánico, una sustancia clasificada como cancerígena para los seres humanos.
El arsénico entra al arroz principalmente por la forma en que se cultiva: en campos inundados donde el metal se acumula en el agua y el suelo. El cadmio, por su parte, puede originarse en fertilizantes o por contaminación industrial.
Consumer Reports ha advertido que los niños son especialmente vulnerables, ya que incluso pequeñas cantidades repetidas pueden afectar su desarrollo cognitivo, su sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas a largo plazo.
Impacto en la comunidad latina y dominicana en EE.UU.
El arroz es un alimento básico diario en muchos hogares dominicanos y latinos. Su consumo frecuente en desayuno, almuerzo y cena eleva la exposición a estos contaminantes, especialmente en comunidades con menos acceso a información o alternativas saludables.
“Nosotros comemos arroz todos los días. Es parte de nuestra cultura. Pero nadie nos había dicho que podía tener arsénico. Eso preocupa mucho, sobre todo por los niños”, expresó Rosa, madre dominicana residente en el Bronx.
En comunidades de bajos ingresos, donde el acceso a productos más saludables es limitado, la falta de conocimiento agrava el riesgo. El problema, entonces, no es solo cultural, también es estructural.
¿Cómo reducir el arsénico al cocinar el arroz?
Expertos en nutrición recomiendan varios métodos para reducir significativamente el contenido de arsénico en el arroz antes de su consumo:
- Lavar bien el arroz antes de cocinarlo: Enjuagarlo varias veces hasta que el agua salga clara puede eliminar parte del arsénico superficial.
- Usar la técnica del “exceso de agua”: Cocinar el arroz en una proporción de 6 partes de agua por 1 de arroz y luego escurrir el exceso, puede reducir entre un 30 % y un 60 % del arsénico.
- Evitar el uso de agua contaminada: Cocinar siempre con agua potable libre de metales pesados.
- Preferir arroz basmati o jazmín: Provenientes de India, Pakistán o California, estos arroces suelen tener niveles más bajos de arsénico que otros tipos cultivados en regiones como Texas o Arkansas.
“Yo siempre lo enjuago, pero ahora voy a cambiar mi forma de cocinarlo. No sabía que eso podía proteger a mis hijos”, comentó Luis, consumidor dominicano en Nueva Jersey.
Opiniones de consumidores
Muchos consumidores latinos se muestran sorprendidos e inquietos con la información:
“Uno piensa que el arroz es sano. Lo comemos desde niños. Ahora uno se preocupa, porque los niños son los que más arroz comen”, dijo Yamile, madre salvadoreña en Queens.
Otros exigen mayor transparencia por parte de las marcas:
“Que pongan esa información en el empaque. Si tiene arsénico, uno tiene derecho a saberlo”, reclamó José, residente dominicano en Lawrence, Massachusetts.
Conciencia, educación y prevención
El arroz seguirá siendo un alimento esencial en la dieta de la comunidad latina y dominicana. Sin embargo, la educación alimentaria es clave. Con simples cambios en la preparación, es posible reducir significativamente los riesgos para la salud, especialmente de los más vulnerables: los niños.
Es vital que organizaciones comunitarias, escuelas y medios de comunicación colaboren para informar, orientar y proteger a quienes dependen del arroz como pilar nutricional de su vida diaria.
